El crecimiento explosivo de Bitcoin y otras criptomonedas ha creado una nueva clase de individuos ricos, y con esa riqueza viene una tendencia inquietante: los secuestros selectivos para pedir rescate. Desde brutales agresiones en Francia hasta secuestros meticulosamente planificados, la comunidad criptográfica se enfrenta a un aumento de la violencia física a medida que los delincuentes explotan el anonimato y la naturaleza no regulada de la industria.
La epidemia del ataque con llave inglesa
La reciente ola de ataques, denominada “ataques con llave inglesa” en honor a una broma oscura en el mundo de la seguridad, está impulsada por el creciente valor de los criptoactivos. A medida que Bitcoin alcanza niveles récord, las personas con grandes propiedades se convierten en objetivos principales. La violencia está aumentando: las víctimas son retenidas durante días, torturadas y amenazadas con daños extremos. Un caso reciente involucró la espantosa mutilación del fundador de una empresa de hardware criptográfico, a quien le cortaron un dedo y lo enviaron a su familia como advertencia.
Prevención y contramedidas
La comunidad criptográfica ahora está tomando medidas drásticas para protegerse. Talleres como el celebrado en Suiza enseñan a los inversores cómo sobrevivir a un secuestro, desde morder bridas hasta identificar esquemas de trampas. Los expertos advierten contra hacer alarde de riqueza, publicar artículos de lujo en línea o atraer atención no deseada.
El auge de la seguridad privada
Mientras las fuerzas del orden tradicionales luchan por mantener el ritmo, la industria de la seguridad privada está en auge. Las empresas ahora ofrecen servicios de “protección con guantes blancos”, que incluyen guardaespaldas, transporte seguro y aplicaciones de botones de pánico. La paranoia es palpable, y se recomienda a los inversores que utilicen teléfonos desechables, eviten las exhibiciones públicas de riqueza y no confíen en nadie.
Una amenaza creciente
La tendencia es alarmante: un experto calcula un intento de secuestro o extorsión por semana. Es poco probable que la situación mejore mientras las criptomonedas sigan siendo un objetivo no regulado y de alto valor. La comunidad debe valerse por sí misma y recurrir a medidas extremas para sobrevivir en un mundo donde la riqueza puede ser una sentencia de muerte.



























































